quarta-feira, 27 de dezembro de 2017

Ho Chi Minh (Vietnam 1890 - 1969)


Con el tío Ho Joaquín Gutiérrez, Costa Rica, 1918-2000 1966 Totalmente concentrado escuchando al Primer Ministro, no presté atención a alguien que entraba. Lo vi con el rabillo del ojo y pensé que nos traía más té o cigarrillos. Y sólo cuando esa figura silenciosa ya estaba a pocos pasos de distancia me volví a mirar: ¡Era Ho Chi Minh! Me descontrolé. Creo que lo mismo le pasaría a cualquiera que se encontrara de pronto con Simón Bolívar tendiéndole la mano. Di un salto y comencé a balbucear, que cómo... que ya era mucho honor que Pham Van Dong ...que yo era... Me interrumpió, me tomó ambas manos, me condujo al sofá y se sentó a mi lado. -Pero si somos camaradas -me dice. Aún sin poder dominar la excitación, le conté que yo lo leía desde 1936, en una revista de la Internacional que llegaba clandestina a Costa Rica, impresa en papel de seda... Que allí también leía artículos de Ercoli, Kuusinen, Dimitrov... --Todos muertos -me dice, pero no con un tono pesaroso, sino como un hecho totalmente natural. Y desde allí comenzó una plática suelta y libre. En cierto momento entremezcló, con el francés, un par de palabras en castellano. Yo sabía que él hablaba muchos idiomas -ruso, chino, inglés, japonés y otros-pero no español, por lo que le pregunté cómo y dónde lo había aprendido. --En un barco, en la ruta de Marsella a Buenos Aires. En él trabajaban algunos marinos sudamericanos. --¿Y eso cuándo? --Tú no habías "nato" -me contestó textualmente. Comentamos su libro de poemas y le pregunté por qué no había vuelto a escribirlos. --Las musas sólo me visitaban en la cárcel -me contestó sonriendo. Pham Van Dong escuchaba atento, pero en silencio, en una actitud que me pareció, más que respetuosa, filial. La plática dio un giro que me dejó "hueco" para hacerle una primera pregunta "seria". Esta era muy delicada, dirigida a saber si estaban dispuestos a hacer alguna concesión, por mínima que fuera, en los duros términos que habían puesto para iniciar conversaciones de paz con los norteamericanos. Y como era tan delicada, casi indiscreta, hice la pregunta del modo más oblicuo posible: --Camarada Ho Chi Minh -le dije-dice un viejo proverbio español que : "A enemigo que huye, puente de plata". La pescó al vuelo, me miró un instante con ojillos maliciosos y, batiendo palmas, me contestó: --¡Si se van los aplaudimos! En dos platos, que los yanquis debían irse sin poner condición alguna, lo que reafirmaba que no estaban en condiciones de ponerlas. Y esa respuesta, tan propia de él, me trajo a la memoria otra de sus frases que había leído hacía poco: "A un pirata no se le paga rescate". La conversación derivó luego hacia las perspectivas de la guerra. --El plan Taylor ha fracasado -fue explicándome suavemente-y el Plan McNamara correrá la misma suerte. Aunque hagan venir la cantidad de soldados que quieran nuestro pueblo está decidido a combatirlos hasta el fin. La guerra puede durar mucho, pero al final venceremos. Nadie puede doblegar a todo un pueblo que se decidió a morir o a conquistar su libertad, su independencia y su integridad territorial. Venceremos y entonces reconstruiremos el país y lo haremos diez veces más hermoso. Para prolongar el rato con él lo más posible y viendo que fumaba mucho se lo dije. --Sí -me contestó-siempre le digo a los jóvenes que hay dos cosas en que no me deben imitar: fumar tanto y haberme quedado soltero. En ese momento entró en el salón un fotógrafo. Debían haber pasado unos diez o doce minutos desde que llegó el tío Ho. Comienzan los fogonazos y, mientras toman las fotos, pienso en el maravilloso regalo de su tiempo que me estaba haciendo. Al despedirnos se excusó de habernos interrumpido y me pidió que saludara en su nombre, de su partido y de su pueblo, a todos los pueblos de América Latina, por cuyo destino sentía gran interés. Seguí su figura delicada deslizándose con sus sandalias campesinas por el reluciente parquet, hasta que la puerta del salón se cerró tras él. Al quedar de nuevo frente a Pham Van Dong éste comenzó a decirme algo, pero yo sólo seguía viéndolo a él, como si aun tuviera a mi lado su figura frágil y sus ojillos chispeantes y siguiera sintiendo su corazón esponjoso de bondad y cordialidad, pero al mismo tiempo, con el temple del mejor acero. Concentrado así totalmente, tratando además de grabarme en la memoria cada una de sus palabras y de sus gestos, no pude concentrarme en lo que el Primer Ministro me decía. Pham Van Dong, naturalmente, se dio cuenta y me sonrió comprensivo. Nos levantamos, me dio un fuerte apretón de manos, le agradecí calurosamente que me hubiera recibido, y salí. A la crónica anterior, escrita hace tanto tiempo, quiero agregar ahora unas pocas líneas. El tío Ho murió en 1969, tres años después de nuestra conversación. Su testamento político, escrito pocas semanas antes de morir, dirigido a su pueblo y a su partido, contiene sus últimas observaciones y consejos, como síntesis de la sabiduría que alcanzó después de una vida tan larga e intensa, cuajada de aventuras, sacrificios y peligros, y dedicada por entero a la causa de la liberación de su pueblo. Y en ese documento hay sólo una frase muy breve sobre su pensamiento más íntimo, de lo que fue su vida y de la cercanía de su muerte: "Y muy pronto estaré platicando con Marx, Engels, y Lenin". Ese "platicando", tan propio de su modo de ser, le quita a la frase toda solemnidad, y es la única ocasión en que mostró que sabía --¡y cómo podría ignorarlo!-el lugar que le tenía reservado la historia. Además, al finalizar su testamento pide que su entierro no tenga ninguna solemnidad o suntuosidad, pues su pueblo no podía gastar en eso cuando todo se necesitaba para el esfuerzo de continuar adelante la guerra. En su entierro, en Hanoi, al que asistió un millón de personas, delante de su ataúd unos niños llevaban, en un almohadón rojo, sus sandalias. Y en su Mausoleo el único adorno es una inscripción, con letras doradas, de una de sus frases: "NADA ES MÁS PRECIOSO QUE LA INDEPENDENCIA Y LA LIBERTAD". Del libro Vietnam. Crónicas de Guerra Editorial Legado, 2002

domingo, 25 de junho de 2017

Berta Caceres


Primeros años Fue hija de Berta Flores, partera, enfermera y alcaldesa, quien dio amparo a muchos refugiados de El Salvador durante la guerra civil de ese país. Su hermana, Agustina Flores (1959-), también es una activista del COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras). Por apoyar al derrocado presidente constitucional José Manuel Zelaya, fue presa política en los primeros meses de la presidencia de Roberto Micheletti, tras el golpe de Estado institucional del 28 de junio de 2009. Activismo medioambiental En 1993 cofundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) para luchar en defensa del medio ambiente, el rescate de la cultura lenca y para elevar las condiciones de vida de la población de la región.5 Destacó en su activismo medioambiental siendo especialmente mediática su actividad en contra de la privatización de los ríos y los proyectos de presas hidroeléctricas de privatización de los inversores internacionales.6 7 Luchó contra proyectos hidroeléctricos, mineros y madereros destacando su lucha contra la presa hidroeléctrica de Agua Zarca en el Río Gualcarque en Santa Bárbara, cuya construcción afecta gravemente a las comunidades indígenas, siendo una importante fuente de agua y alimentos, además de considerarse un río sagrado para el pueblo lenca.8 En la tradición, los espíritus femeninos están en los ríos y las mujeres son sus principales guardianas.9 En 2009 encabezó protestas contra el golpe de Estado del 28 de junio al entonces presidente hondureño Manuel Zelaya.10 En varias oportunidades, Cáceres denunció la expropiación de sus territorios y las carencias en los sistemas de salud y agrícola, y rechazó la creación de bases militares estadounidenses en el territorio hondureño.6 Además fue una dura crítica del gobierno de Juan Orlando Hernández y del Partido Nacional de Honduras.11 Oposición al proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca[editar] En 2006 un grupo de indígenas lencas de Río Blanco acudieron a Berta Cáceres en busca de ayuda tras haber sido testimonios de la llegada de maquinaria y material de construcción en su área.12 Cáceres investigó el proyecto e informó a la comunidad que se trataba de una alianza comercial para construir cuatro represas hidroeléctricas en el río Gualcarque. Los actores implicados eran la compañía china Sinohydro (la mayor compañía constructora de presas del mundo), la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial y la compañía hondureña Desarrollos Energéticos S. A. (DESA) (ver también Empresa Nacional de Energía Eléctrica).13 De hecho, este proyecto no se trata de un caso aislado, pues desde el golpe de estado de 2009 se han iniciado en Honduras una gran cantidad de megaproyectos muy destructivos para el medio ambiente y que al mismo tiempo acarrean el desplazamiento de las comunidades indígenas. Con la intención de satisfacer la demanda de energía barata para concesiones mineras, el gobierno ha aprobado cientos de proyectos hidroeléctricos, provocando así la privatización de ríos y tierra.12 Las compañías implicadas habían violado la legalidad internacional al no consultar la comunidad local para el desarrollo del proyecto. Los lencas consideraban que las presas afectarían su acceso a agua, comida y materiales para medicina, por lo que su modo de vida tradicional sería puesto en peligro.14 15 Cáceres movilizó la comunidad para organizar una campaña de protesta. Entre las acciones legales que se llevaron a cabo, la más destacada fue llevar el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.14 A partir del 2013, Cáceres dirigió COPINH en la campaña de protesta. Una de las principales acciones fue el bloqueo del acceso al área de construcción; los activistas locales fueron repetidamente desalojados por la Policía Nacional de Honduras.16 El 15 de julio de 2013, los militares de Honduras abrieron fuego sobre algunos miembros del COPINH realizando una protesta pacífica, causando de este modo la muerte del dirigente Tomás García y tres heridos.14 En mayo de 2014 se produjeron dos asesinatos más y tres otros activistas resultaron gravemente heridos.17 Además, las compañías constructoras, la policía y los militares han perpetrado desde entonces una campaña sistemática de represión, acoso y amenaza contra los activistas locales y grupos indígenas, a la vez que se los criminalizaba y se los presentaba en los medios de comunicación como violentos y peligrosos.16 A finales del 2013, Sinohydro y la CFI se retiraron del proyecto como repercusión de las protestas del COPINH.18 A pesar de ello, Desarrollos Energéticos continuó y trasladó el área de construcción al otro lado del río con la intención de evitar bloqueos.14 13 Otras compañías locales daban su apoyo al proyecto. Cáceres y otros dirigentes indígenas fueron acusados por "usurpación de daños continuados" y “coacción” en contra de DESA.9 En respuesta a los cargos, Amnistía Internacional declaró que si los activistas eran encarcelados serían considerados presos de conciencia.19 Docenas de organizaciones regionales e internacionales hicieron un llamamiento para que el gobierno de Honduras parara la criminalización de la defensa de los derechos humanos y se dedicara a investigar las amenazas contra los defensores de los derechos humanos.20 Asesinato Antecedentes Según los datos aportados por la ONG Global Witness, un total de doce activistas medioambientales han sido asesinados en Honduras el 2014, lo que convierte el país en el más peligroso del mundo, teniendo en cuenta su tamaño, para los activistas en defensa de los bosques y ríos.21 Berta Cáceres llevaba años recibiendo graves amenazas de muerte, llegando incluso a ser encarcelada22 por su labor en la defensa de los derechos indígenas, y por lo mismo contaba con medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Berta Cáceres y el COPINH, habían venido siendo víctimas de hostigamientos por parte del Estado hondureño a través de la Policía Nacional, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep)23 e incluso la jerarquía de la iglesia Católica, dado que el cardenal Óscar Andrés Rodríguez prohibió a los feligreses organizarse en COPINH y escuchar sus medios de comunicación comunitarios.24 Berta Cáceres y el Copinh apoyaron a el caserío Güise en Intibucá, sin embargo este fue desalojado violentamente y el caserío destruido el 25 de febrero de 2016.10 Berta había ofrecido una rueda de prensa en la que denunció que cuatro dirigentes de su comunidad habían sido asesinados y otros tantos habían recibido amenazas.3 25 Una semana después sería asesinada en su hogar por un sicario. El crimen Cerca de la medianoche entre el 2 y 3 de marzo de 2016 Berta Cáceres se encontraba en su vivienda, donde también se encontraba el ambientalista mexicano Gustavo Castro. Los asesinos forzaron las puertas de su vivienda en La Esperanza para cometer el crimen,25 26 posteriormente Castro escuchó cuando Berta preguntó: «¿Quién está ahí?», y un sicario le disparó y la mató e hirió a Gustavo Castro. Funeral Miles de personas asistieron a su funeral, celebrado el 5 de marzo de 2016 en La Esperanza que se convirtió en un homenaje popular. El acto fue dirigido por el sacerdote Ismael Moreno Coto y padre Fausto Milla. Acompañados de los rituales y danzas garífunas, se cantó el Padre Nuestro en diversos idiomas y lenguas como lenca, misquito, garífuna, quiché, español e inglés.27 Luego del acto, se realizó una marcha por toda la ciudad hasta el cementerio de La Esperanza, donde fueron sepultados sus restos. Sus hijas reclamaron justicia y denunciaron la impunidad del asesinato.28 Su muerte provocó actos de protesta y homenajes alrededor de todo el mundo.29 30 31